mayo 22, 2008

Einstein (I)


La actitud religiosa de Einstein evolucionó a largo de los años. Su compromiso con el movimiento semítico no alteró su independencia en el análisis profundo de la razón última de la Naturaleza.

Su actitud racionalista, pero no atea, se ve reflejada en la siguiente cita:

Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la armonía de las cosas, pero no en un Dios que esté interesado en el destino individual de cada individuo.

Su afán incansable y no comprometido por alcanzar un mínimo de comprensión del universo fue una constante en su vida:

Quisiera saber cómo Dios creó el
mundo. No estoy interesado en
fenómenos específicos, ni en el
espectro de un elemento químico.
Quiero conocer Sus pensamientos,
lo demas es un detalle.

Einstein defendió a ultranza los valores morales aportados por las religiones. Consideró indispensable sus aportaciones éticas:

Nuestros tiempos se caracterizan por descubrimientos científicos extraordinarios y por sus aplicaciones prácticas. ¿Quién no queda impresionado por ello? No obstante, no olvidemos que el conocimiento y las aptitudes técnicas no llevan a la humanidad a una vida digna y feliz. La humanidad tiene todo su derecho a colocar a aquellos que expresan valores morales por encima de aquellos que descubren la realidad objetiva. Lo que la humanidad debe a Buda, Moisés y Jesús es mucho más importante que el éxito de las investigaciones realizadas por las mentes de científicos. La humanidad debe defender con todas sus fuerzas las enseñanzas de estos grandes hombres si no quiere perder su "raison d'etre", la certidumbre de su destino y la alegría de su existencia.

Un hombre sabio...


"La palabra Dios para mí no es más que la expresión y el producto de la debilidad humana; la Biblia es una colección honorable, pero primitiva, de leyendas no obstante bastante infantiles. Ninguna interpretación, por sutil que sea, puede (para mí) cambiar eso"

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